Desenredo

Hoy no quedó más que la madrugada y la luna.
Tengo el anhelo incesante de tenerte cerca mío
y,aunque no pueda,
con pensarte siento que por un momento estás conmigo.

No encuentro razones, buscarlas es tiempo perdido.
Solo se que hoy existimos, que hoy somos
y que mañana recorreremos un poco más de nuestro camino.

Paso el tiempo y los días desenredando mis sueños,
analizando los días, pensando lo que no pienso.
Se me quedaron las palabras colgadas en alguna estrella;
mis labios no dicen nada, el alma solo te sueña.

Piensa también en mi, espera...
Que los sueños con los que hoy dormimos, con el tiempo, se despiertan.

Confesiones

Confieso que te miro
confieso que te pienso,
que pienso que te espero
y siento que te quiero.

Escucho que la lluvia
golpea mi ventana
y viene a romper el silencio
algo como tu mirada.

Confieso que no pierdo
ni un momento para pensarte
y que no callo tu nombre
que al corazón, no le gana el silencio.

Confieso que voy perdiendo
parte de lo que soy
que me ganó el sentimiento
que me bloqueó la razón.

Me sobran,hoy, las razones
para soñarme contigo.
Confieso que tengo todo,
si te tengo cerca mío.

Estrellas...en el piso

Hace tiempo que no escribía algo nuevo para mi blog. No encuentro todavía la razón precisa. Talvez la falta de inspiración en los últimos días no ha sido de mucha ayuda para darle "un toquecito más" a este espacio web; pero no voy a justificarme tanto, porque aquí estoy, y luego de caminar por las calles de Montevideo, creo que encontré una razón para escribir (digo, siempre hay razones...pero el tiempo, las ocupaciones, en fin...decía que ya estoy aquí).

Luego de casi una semana de aguaceros sin parar en Montevideo, finalmente hoy en la tarde salió el sol; así que después de tomar el clásico té con galletitas de la tarde, salir a caminar un rato por "La Rambla" (una avenida bien alaja de acá) no fue tan mala idea. El cielo tenía una tonalidad amarilla -medio oscura- que contrastaba con un celeste brillante en la parte superior.Me acordaba de una frase que mi abuelito solía decir: "Arreboles amarillos...ni pastos,ni quesillos.Arreboles colorados...aguaceros continuados", entonces, ojalá el buen clima le vaya pudiendo a las fuertes lluvias.
Las luces de los postes se veían más brillantes de lo normal y el "pum-pum-pum" de la música de Parque Rodó (en el que hay Rueda Moscovita, juegos para niños, el "Samba" -versión montevideana de nuestro "Tagadá"- , etc) me sonaba un poco lejano, estaba encantada con la brisa casi fría que me tocaba el rostro y concentrada en la piedrita que iba pateando hasta llegar a "La Rambla".
No es tan largo el camino que hay que recorrer para el lugar que cuento -talvez unos 10 o 15 minutos máximo a pie- pero el corto lapso de tiempo bastó para que, al llegar, ya el cielo se haya tornado oscuro. Al salir de la casa me "robé" una estrella del cielo (la única que había hasta entonces, recordando el típico jueguito de la niñez de cogerse una estrella y pedir algún deseo...Lo curioso es que suele ocurrirme que, cuando hago eso, no me acuerdo ya del deseo al poco rato, y no logro imaginar cómo sería mi vida si todos los deseos que pedí cuando era enana se hubieran cumplido. Talvez hubiera tenido una bicicleta súper chévere o mis pas me hubieran regalado el juego de mesa "La Herencia de la Tía Agatha" en vez de "Life" en alguna navidad...)
Pero no me desvío de la idea principal...al llegar a la Rambla nos sentamos (con Estefi, mi amiga) en una de las banquitas que hay allí; el viento soplaba más fuerte y empezaron a aparecer más estrellas en el cielo. El paisaje me hipnotizaba...a lo lejos se veía un par de luces de barcos que navegan lejanos por el Río de la Plata (que a mí me parece mar, porque tiene olas -pequeñas, pero olas al fin- y arena y bueno, lo que se ve en una playa).
No estuve mucho tiempo sentada allí, estimo que fue exagerando una media hora, pero bastó para rematar la jornada del sábado, me llenó de una especie de tranquilidad, y al pensar en una que otra cosita, me trajo "una felicidad de esas buenas" (para quién entienda esa expresión).
Al volver, comentaba que me gusta mucho ver cómo hay en el pavimento algunas piedritas (o lo que sea) qe adquieren como un "brillito" con las luces del alumbrado público, no se si lo entiendan, pero es una especie de brillo totalmente esporádico que me divierte mientras camino...y, de cierto modo, me recuerda a las caminatas por las calles de Quito y ese sonido de las llantas de los autos que pasan presionando el pavimento y hacen "qqssshhh".

Ahora tengo en la mente la idea de que no es tan complicado estar lejos de "la tierra de uno" si los recuerdos siempre están. Al fin y al cabo; el acto de recordar siempre hace que, de cierto modo, volvamos a vivir. Fue como ver el brillito de las calles que, aunque esporádico, se me hacía medio parecido al brillo de las estrellas (que están bien lejos) pero van siempre con uno, cuando camina (por las calles, ya sea de la ciudad o...de la existencia).

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