Hoy tuve que asistir a una reunión con mi hijo porque, a veces, el plan no sucede como estaba pensado.
Estuve casi 30 minutos en una sala de reuniones mientras él, tranquilo y respetuoso, fue mi compañía durante la junta.
Escuchó atento, y ni siquiera se quitó su mascarilla para comer un snack que le ofrecieron (créditos a mi cliente por comprender la situación).
Salimos de la reunión y lo abracé fuerte.
-¿Eres mi compañero? -Le dije.
-Siempre, ma.
Subimos al auto y retornamos a casa. Durante la tarde cumplí con mis pendientes y escribo esto siendo casi las 23h00.
Mi opinión: normalizar que las madres que trabajan son muchas y reconocer su mérito no debería ser algo "extraño".
Recibir a una madre o padre con su hijo eventualmente en la oficina no debería ser tampoco algo extraño.
Excluir a mujeres profesionales por creer que sus hijos o familias limitan su capacidad de cumplir con sus responsabilidades es un error.
¿Qué nos sigue limitando para eliminar definitivamente la brecha de género?
En #Ecuador, la brecha de género en desempleo es preocupante: 6.7 % para las mujeres y 3.7 % para los hombres. De los 4.4 millones de personas que integran la Población Económicamente Inactiva (PEI) 3.3 son mujeres: este grupo de personas no tiene trabajo o no ha encontrado alguna oportunidad durante su búsqueda.
Alguna vez, durante un proceso de selección, me manifestaron que no podía avanzar a la siguiente etapa porque "seguramente pronto tendría hijos". ¿Qué hubiera sucedido si en ese momento suspendía mi búsqueda? ¿Qué hubiera sucedido si tendría en mente que la maternidad sería un bloqueo para formar mi propia empresa?
¿Cuántas mujeres seguimos el camino pese a la discriminación laboral?
Una mujer, ¿qué es primero? ¿Madre?, ¿esposa?, ¿profesional?
Mi respuesta: no es nada "primero". Es todo al mismo tiempo, y eso está bien. Es capaz de cumplir con todo, y de "pasar la prueba con honores".
Vale detenerse a reflexionar.
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