Y es ahí cuando apareces, cuando me alejas de la gente.
Cuando te siento un tanto extraño y no quiero que me dejes.
Cuando sonríes y puedes hacerme sonreir.
Cuando no puedo hacer más que perderme en tu mirada; cuando quiero ser, de nuevo, parte de ti.
Todo se ha vuelto tan esporádico, tan fugaz, tan loco.
No soporto verte tan lejos, sólo en sueños.
Cuando imagino y recuerdo, cuando te pienso y te pierdo.
Una mirada mía recorre apresuradamente el pasado y me doy cuenta de que la única solución es seguir contigo y a la vez sin ti. Sólo seguir viviendo.
Me tomo un poco el nombre la maravillosa obra de Rosa Montero. Altero el orden del título porque sé que eso es de ella, de Rosa. Mis letras son la mayoría del tiempo un yo que adquiere distintas caras y distintos cuerpos; otras veces no soy yo sino alguien más, escribo para curarme y también para curar, para contar y para SER.
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