¡Afuera lo clásico!



Si usted ha dejado de lado las formas tradicionales de comunicación y sintió morir junto con Whatsapp, lea esto. Tal vez todavía esté a tiempo de encontrarse con quién quiere, tal vez todavía puede tener una conversación frente a frente. 
  
Ayer, lunes 1 de octubre de 2012, en Ecuador empezábamos a acostumbrarnos a algo nuevo: los números de celulares tenían un dígito más (este fenómeno raro, desconocido y enloquecedor inició el domingo 30 de septiembre, pero parecía que recién nos dábamos cuenta ayer en la tarde). 

Todo cambio genera incomodidad –la mayoría del tiempo- pero también, esa misma mayoría de tiempo es necesario que la sociedad esté sujeta a cambios y transformaciones, y esto supone una alteración en la rutina de sus miembros. Esto pasa siempre, y acá nos quejamos, reclamamos, pataleamos…y después de unos días ya no nos acordamos de lo que pasó, y nos acostumbramos a vivir (o nos resignamos, en el peor de los casos) con lo que en inicios parecía incomodarnos. 

Sucede entonces que a los usuarios de teléfonos “inteligentes” , les ocurrió lo peor: colapsó el reconocido sistema de mensajería instantánea Whatsapp. Sin ser muy entendida en temas tecnológicos, me atrevería a decir que Whatsapp cuenta con un elevado porcentaje de usuarios en relación a otros servicios similares (tal vez “le gane” a Blackberry Messenger, al que es probable que muchos de los usuarios de chat que cambiaron su Blackberry por un Iphone, Android u otro tipo de Smartphone, hayan extrañado con intensidad la tarde de ayer). 

Las redes sociales estuvieron plagadas de reclamos, insultos y quejas contra el Servicio de IM. “Murió mi Whatsapp, qué mierda, qué desesperante” gritaban algunos. “Ya han de estar extrañando el Blackberry” , bromeaban otros. Y así se iba llenando el espacio de actualizaciones de mi Facebook (espacio al que a veces amo y a veces odio. Odio: por la facilidad de la gente para publicar cosas que no son de interés público,boberías. Amo: me ayuda a mantener contacto con amigos que están lejos, o personas a las que no he visto en tiempos… en fin. Es como un arma de doble filo, o un mal casi necesario).

Entre gritos agonizantes de los usuarios de Chat, me detuve a pensar en lo dependientes que nos hemos vuelto de la tecnología.Nos olvidamos que podemos contactar a una persona llamándola (al celular o a la casa) , que podemos ir a visitarla…que podemos , todavía, encontrarnos con quién nos importa sin tener algún canal tecnológico de por medio. 

No me malentiendan, no pretendo expresar mi rechazo a las nuevas formas de comunicación en pleno siglo XXI. De hecho, tengo cierto apego con la tecnología, pero no encuentro en ella una justificación para dejar de lado las formas tradicionales de comunicación. No encuentro razón suficiente para dejar de visitar a quiénes queremos ni para sustituir las emociones que transmite la voz por letras frías y emoticones. 

Si nos dejamos ganar por las tecnologías, ¿a dónde vamos? . Al parecer, las quejas por un servicio tecnológico opacaron las asuntos verdaderamente trascendentes, como si la vida dependiera del funcionamiento de un sistema u otro. 

Hago un llamado a despertar y reaccionar. Deténgase, respire. Como habrá podido constatar, no resultó ser el fin del mundo.

No hay comentarios:

¿Roles?

  Hoy tuve que asistir a una reunión con mi hijo porque, a veces, el plan no sucede como estaba pensado. Estuve casi 30 minutos en una sala ...