La central telefónica



Inesperadas. Tal vez no deberían interrumpir nuestra jornada pero es así. Bajo el agitado ring ring del teléfono, se encuentran propuestas extensas de bancos, seguros, agencias de viajes… que llegan sin ser llamadas. 

¿Quién nunca ha recibido una llamada de un call center? Estoy convencida de que, si hago esta pregunta, casi nadie responderá que no le ha pasado. Es así, nos llaman de todas las empresas posibles a ofrecer promociones, servicios, detalles de servicios…en fin. Hay un sinnúmero de posibilidades, casi infinitas diría yo porque el telemarketing parece haberse convertido en el arma de ataque de todas las instituciones.

La llamada tiene siempre un esquema estándar: 

Buenas tardes, hablo con la señora/el señor (inserte su nombre aquí).  Le habla Perico de los palotes, de (inserte nombre de la empresa aquí). El motivo de mi llamada es ofrecerle/comentarle/exponerle el nuevo servicio que ofrecemos, una mega tarjeta de crédito premiando el buen manejo de su cuenta, o lo-que-se-le-ocurra-a-usted…

Y así, uno a veces no tiene tiempo de responder si está o no interesado, si tiene tiempo o no de atender la llamada, si quiere seguir escuchando lo que queda de discurso del que llama.
Sin tener nada en contra de quienes realizan la labor de llamar a x  número de personas durante el día, labor que debe ser complicada porque asumo que no es sencillo poner voz de “estoy feliz llamándolo aunque es probable que usted me cierre” , creo que debería haber un filtro previo de las personas incluidas en las bases de datos antes de empezar a marcar. Sí, tal vez parezca innecesario y debe ser tedioso, pero lo veo más que necesario.

Ayer recibí una llamada de la Empresa que asegura a los colaboradores del sitio en el que trabajo. Después del discurso (regrese al tercer párrafo si no lo recuerda), me ofrecieron un programa interesantísimo (que casualmente no me interesaba). Después de contarme sobre la efectividad y lo maravilloso del programa me preguntaron en qué semana del periodo de gestación me encontraba y si quisiera que me hagan una visita para darme más detalles. La señorita que llamó debe haberse quedado corta con mi respuesta y tal vez no se imagina que alguien que no está en embarazo obviamente no está interesada en ingresar en un plan de preservación de células madre para un embrión que no existe.  Después de un corto lapso de tiempo de silencio se disculpó explicando la probabilidad de haber confundido el nombre del afiliado. Cerré el teléfono con extrañeza y seguí con mis tareas.

Moraleja para las empresas: Investiguen, investiguen, comprueben, comprueben…llamen, intenten no incomodar a quién recibe la llamada, pregunten si tiene tiempo e interés de atenderlos.
Tal vez estos “pasitos” suenan innecesarios para el proceso, pero seguro les garantiza que el cliente esté satisfecho con la llamada que recibe. No les ahorra dinero (eso es seguro) pero les ahorra pesar y hastío por parte de su sustento: el cliente.


Un fin de semana “de armas tomar”



¿Estamos listos para un nuevo “domingo de elecciones”?

Hoy es viernes 15 de febrero, muchos estarán sufriendo por la ley seca y ya habrán comprado sus “provisiones” para no quedarse con sus farras a medias. Otros, en cambio, estarán cruzando los dedos para que el candidato de su preferencia ocupe la silla de mando de Carondelet, otros estarán pensando seriamente en tomar alguna decisión que aunque dependa de una “rayita” pone en juego el futuro de un país, de Nuestro País. Otros estarán renegando porque deben madrugar para formar parte de las Juntas Receptoras del Voto, y otros estarán tranquilos y este domingo pasará como cualquier otro, solo que con el país algo revuelto y llevando a cuestas la expectativa de tener o no un nuevo gobernante y nuevos legisladores, claro. 

 Es así que hasta el domingo por la tarde, por lo menos, escucharemos un resumen de lo que venimos escuchando desde el inicio de la campaña. Claro que ahora todo esto viene en cápsulas, porque ya nos libramos de esa pantomima insoportable llamada “Periodo de campaña política”. Lo que nos quedará después de que se cierren los comicios el domingo 17 a las 17h00 , será solo el sonido de los afiches de propaganda electoral arrastrados por el viento, y la sensación común de haber cumplido, una vez más, con nuestro derecho de ir a las urnas, de hacer escuchar nuestra voz. 

Leí un artículo de Carlos Andrés Vera (que me ha incitado a escribir este artículo y que aunque tal vez no sea tan bueno como el de él, expresa mi punto de vista acerca del periodo electoral y lo que haremos el día domingo) . Y digo haremos porque entender la importancia del voto es trascendental, debemos reflexionar y realizar un análisis racional y sensato acerca del personaje al que le vamos a entregar nuestra confianza para llevar las riendas del País. Sin expresar mi apoyo hacia algún partido o candidato, es fundamental que la ciudadanía reflexione acerca de entregar o no su voto a tal o cual personaje. 

Días atrás, en un concurrido punto de la ciudad, un grupo de adeptos a  X partido político entregaba hojas volantes a los transeúntes. Los participantes llevaban máscaras gigantes de los candidatos pertenecientes a X y en cierto momento del interior salió una voz que decía “Viva Barcelona, carajo!” no sabía si reír o llorar al ver dicha situación (más aun al estar casi 100% segura de que el candidato cuyo rostro estaba en otra persona, a modo de máscara, no debe haber estado enterado del grito que salía de “él”) , y es que, por más jocosa y boba que parezca la situación, la metáfora fue interesante: la voz de los pueblos está en los legisladores y gobernantes.

Entonces, si quiere usted que las leyes de su País estén en manos de un cantante, una cara bonita (y un cerebro vacío), algún famoso o algún payaso, sabrá perfectamente en dónde ubicar la rayita diagonal sobre aquella horizontal. Si quiere votar sin conciencia y análisis previo, puede bien jugar “de tín Marín…” mientras esté frente a las papeletas. Si quiere hacer una elección racional, investigue, infórmese y realice una evaluación del candidato que podría ser de su preferencia. 

Después de eso, vaya tranquilo. Pase el resto del domingo con su familia, amigos o con quién prefiera, y espere a que los resultados salgan a la luz. Luego, alégrese, póngase triste o muera de la indignación (si fuera necesario, si sus convicciones le llevaran a eso)…Pero antes de eso, dejando de lado la posibilidad de fraude o cualquier “desilusión” que le cause las elecciones, sepa que la elección que usted realiza es influyente, no calle, haga escuchar su voz.

¿Roles?

  Hoy tuve que asistir a una reunión con mi hijo porque, a veces, el plan no sucede como estaba pensado. Estuve casi 30 minutos en una sala ...