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La aterradora escultura fue creada por un artista Japonés. Pese al contexto, Keisuke Aiso estaría contento de que su trabajo haya tenido repercusión mundial. |
Mother bird (Madre pájaro) es el nombre original de la pieza artística creada en 2016. Unos años más tarde, la imagen de la escultura es la causante de una historia de horror: algunos jóvenes se habrían hecho daño tras cumplir con el Momo Challenge (Reto de Momo), un juego en línea que supuestamente anima a niños y adolescentes a lastimarse o incluso acabar con sus vidas. La terrorífica imagen aparece, supuestamente, en diversos canales digitales. Su pálida piel y sus inmensos ojos son el manual de instrucciones para llevar a cabo actos atroces.
Leer sobre Momo congela la piel, y pese a que la falta de pruebas pone en duda su veracidad (de hecho, algunos medios como el británico The Week o CNN ya declaran que el escalofriante reto es un hoax -engaño masivo en medios electrónicos-), su salto a la palestra aparece con aires de triunfo.
Me sorprende ver la cantidad de usuarios de redes sociales que comparten información sobre el hecho como si se tratara de regar una buena nueva. Esto lleva a pensar que nos hemos convertido, tal vez, en meros replicadores de lo que vemos (sin detenernos un minuto para analizar lo que llega a nosotros). La hiperdigitalización es un problema latente que no tiene solución a la vista, y es justo por ello que lo más sano sería replantear lo que transmitimos a nuestros niños.
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Imagen tomada de cuenta de Facebook de Fiscalía General de la República (México) |
Las niñeras digitales no son novedad (tampoco sus fatales consecuencias). Los niños lloran o están inquietos y lo más fácil es entregarles un teléfono o tableta, encender algún video y...¡listo! mágicamente el problema está saneado. Los niños están tranquilos y los padres disfrutan (anulando, penosa y temporalmente, la existencia de los menores).
Los gigantes tecnológicos no esperan y alimentan sus negocios con la creación de plataformas amigables con los niños. Motores de búsqueda que son seguros y que prometen una experiencia mínimamente (o nada) invasiva para los pequeños usuarios.
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Agresividad, ira, trastornos de sueño y problemas de adaptación son algunos de los efectos negativos del uso excesivo de dispositivos móviles por parte de menores. |
Sin embargo, ¿es correcto confiar en los medios digitales y dispositivos móviles para ser parte de la rutina de los niños? No me tomen por anticuada, estoy muy al tanto de que puede ser casi imposible evitar el contacto con tanto novedoso aparatito. Sin embargo, los controles parentales y demás seguridades parecen ya haber quedado obsoletas.
Volviendo al asunto de Momo, vale traer a colación otros casos similares como la Ballena Azul (otro juego suicida que también parece no haber existido). En fin, en este punto la veracidad de las historias, o que casos similares suenen a periódico de ayer, es lo que menos importa.
La realidad es que estamos dejando a nuestros niños solos y vulnerables ante un gigante que no podemos controlar. Estamos permitiendo que, cómodamente, los niños pierdan la capacidad de imaginar y de crear. Al desplegar una lista de reproducción de Youtube, por ejemplo, no podemos regular los anuncios previos a cada video, no podemos prohibir que accidentalmente entre canciones de "La Vaca Lola" o Baby Shark aparezca de pronto el vulgar video de reggaetón que sonó durante la reunión que tuvimos con amigos.
No sabemos con quién toman contacto nuestros hijos cuando permitimos que tengan su propia cuenta de Facebook o Instagram, no sabemos todos los resultados que arrojarán los buscadores cuando tengan intención de hacer su tarea de Ciencias Naturales.
Con nostalgia, en este punto, recuerdo que tuvimos la suerte de tener una niñez sana. Que logramos pasar la escuela y el colegio sin necesidad de navegadores y que, si estábamos aburridos, inventábamos algún juego o simplemente tomábamos papel y lápiz para armar un improvisado tres en raya.
Soy madre de un recién nacido y probablemente mi capacidad de opinar sobre lo que viven niños o adolescentes pueda ser puesta en duda. Sin embargo me aterra pensar que mi hijo no sea capaz de apreciar todo lo bueno que tiene el mundo, que no se atreva a encontrar figuras en las nubes o que no pueda sumergirse la noche entera en un buen libro. Lograr que desde esta edad comprenda que hay más y mejores distracciones que un videojuego es mi lucha de cada día.
El reto de Momo pudo no haber sido real, sin embargo aparece como un gran monstruo digital. Tal vez es momento de volver al inicio y repensar las cosas, tal vez es momento de analizar que los verdaderos monstruos no son los que aparecen digitalmente y fuera de nuestro control, tal vez los verdaderos monstruos somos nosotros; por dejar que nuestros niños bailen libres y sin ningún control por el mar de la tecnología mientras nosotros, desde la orilla, disfrutamos de un delicioso cóctel que nos emborracha y no permite que veamos con nitidez cuál es la verdadera raíz del problema y buscamos culpables en todo, menos en nosotros mismo.
1 comentario:
Gracias por tu post! Toamente de acuerdo contigo. Soy madre de adolecentes y de un bebe. Siempre he estado numto a mis hijos viendo lo que hacen, es difícil. Gracias a Dios no trabajo, pero esa no es la realidad mas común., pero no es un pretexto tampoco. Soluciones hay: ejercicio, ocupar su tiempo con extra actividades, sacrificar horas del trabajo para estar con ellos y fines de semana familiares siempre.
Lo mas importante es enseñar s nuestros hijos a usar la tecnologia con resplnsabilidad y explucarles a cada mlmento de los riesgos que hay.
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