Hay secretos que se guardan en los rincones del alma.
Hay secretos que se ocultan y no se borran con el tiempo.
Hay secretos que te encierran en un mundo muy aparte
y hay secretos que se olvidan solo por miedo a que estallen.
Se vuelve casi imposible comprender a las miradas
cuando las palabras dicen lo contrario a lo esperado.
Se vuelven fríos los encuentros si se niega un sentimiento
y los miedos se hacen fuertes si los empaña el silencio.
No existe peor intento que el de opacar las historias.
A veces no queda nada si se escapan de la mente los recuerdos que se evocan.
Poco importa que la memoria se vuelva loca
mientras la vida corra.
Me tomo un poco el nombre la maravillosa obra de Rosa Montero. Altero el orden del título porque sé que eso es de ella, de Rosa. Mis letras son la mayoría del tiempo un yo que adquiere distintas caras y distintos cuerpos; otras veces no soy yo sino alguien más, escribo para curarme y también para curar, para contar y para SER.
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