Una vez que termine esta caída,
cuando todo sea silencio,
cuando no sientas mis pasos,
cuando el vacío llene la ausencia...
Te olvidarás de todo.
Volverás a ser tú
volveré a ser yo
no recordarás nunca que fuimos uno los dos.
No apresures la llegada
nunca tuvimos un punto de partida.
El principio de esta historia siempre tuvo sabor a despedida.
Me tomo un poco el nombre la maravillosa obra de Rosa Montero. Altero el orden del título porque sé que eso es de ella, de Rosa. Mis letras son la mayoría del tiempo un yo que adquiere distintas caras y distintos cuerpos; otras veces no soy yo sino alguien más, escribo para curarme y también para curar, para contar y para SER.
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