Gaste
hasta su último centavo. Incluso el último que ya no le queda.
En Ecuador, estamos viviendo un momento de cambios constantes y cruciales. Las últimas semanas han sido, sin duda, convulsionadas y han estado marcadas por una serie de hechos que no dejan definir bien “qué mismo pasa”. La crisis económica, marcada principalmente por la caída del precio del petróleo, es mundial.
Acá la
sentimos un poco más, es como si tuviéramos heridas de muerte en todo el cuerpo, pero la
parte que está a punto de ser amputada se habría ubicado justo en la mitad del
mundo (osea, en nosotros, y en un poco más arribita, y más abajito, y algo a la
derechita porque en Brasil y los países vecinos también las cosas se ponen
color de hormiga.
En uno de
sus enlaces ciudadanos (en los que, sorpresivamente no todos estamos enlazados,
porque escucharle hablar más de 5 minutos resulta insoportable) el Presidente
Rafael Correa aseguró que el país estaba preparado para soportar un precio
promedio del barril de petróleo de USD 20, mientras a la par defendía medidas
como las salvaguardias y otros chalecos
salvavidas que nos hemos ido poniendo encima todos los ecuatorianos (son ya
tantos, que del peso, en vez de hacernos flotar,nos están hundiendo).
Además de
eso, con el momento económico crítico y todas las de ley, el Presidente sigue
inyectando dinero (que, como no hay mucho, se sustenta en créditos otorgados
por la benevolente China o por otros benevolentes, comprensivos, buenasgentes/tipazos/bien panas de la
mashirevolución): 198 milloncitos para Yachay, no sé cuantito más para
otras obras… y así puede seguir la lista de créditos a los que el país ha
accedido últimamente. Aquí la pregunta del millón (de los millones, mejor
dicho) es ¿cómo y cuándo vamos a pagar ese montón de plata, si el gobierno está
ahorita comiéndose la camisa por un par de centavos? Bueno, ahí les dejo eso
para que piensen y saquen sus propias conclusiones, o vayamos mejor toditos de
rodillas al Santuario de El Quinche para rogarle a la virgencita algún milagro que nos patee fuera del cuarto de Doña Crisis de una sola vez.
Para
colmo de males, un avión de la FAE se estrelló en la amazonía, 22 militares que
viajaron en él fallecieron. 22 soldados de la patria, 22 hombres, padres de
familia, hermanos, amigos que perdieron su vida en el cumplimiento de su deber.
No voy a indagar en las causas del accidente ni más allá del mismo hecho porque
me resulta doloroso.
El hecho
es que, además de toda la locura que supone todo lo que pasa, la Asamblea
Nacional le puso broche de oro al sobre y nos lo entregó a manera de bomba
panfletaria: en medio de marchas en contra de las reformas y luto nacional, con 85 votos a
favor y 32 en contra los legisladores aprobaron el paquete de reformas
laborales propuesto (por la bancada oficialista) hace pocos días.
La cadena
nacional sobre este tema salió al aire (o al menos la ví por primera vez) a eso
de las 18h00 del jueves 17 de marzo de 2016, osea unas poquitas horas después
de que la asamblea aprobó la Ley de
optimización laboral, lo que lleva a suponer que ese material audiovisual
ya estaba listo hace rato. Entre este paquete de reformas, para tener el
panorama bien claro, se incluye (entre otras cosas):
-Reducción
de la jornada laboral: empresas podrán reducir su jornada de trabajo hasta 30
horas semanales.
-Modificación
a la ley de pasantías: las pasantías no podrán durar más de seis meses, sin
generar relación de dependencia y no serán pagadas (salvo un estipendio de la
tercera base del SBU, es decir USD 122), vale mencionar que esta medida aplica solo para empresas del sector privado.
-Seguro
de desempleo (que será retroactivo desde enero de 2016).
-Licencia
extendida para padres (luego del nacimiento de su hijo, sin remuneración y de
forma opcional por un periodo adicional de hasta nueve meses, con la
posibilidad de acogerse a la cesantía).
El
proyecto va ahora a manos del Presidente de la República para que, si es
necesario haga sus observaciones (veto) y ahí sí, veremos qué mismo pasa.
Mientras
tanto, las marchas en contra de estas reformas continúan, incluso grupos como
el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) ya se organizan para una marcha el
primero de mayo, incluso dicha organización anunció que presentará una demanda contra la ley
laboral.
Las
reformas laborales no son más que una cortina de humo para el inestable momento
económico y político que vive el país. Los ecuatorianos necesitamos trabajar y
generar trabajo, no necesitamos un nuevo “bono solidario” oculto tras el título
“seguro de desempleo”.
Usted se
pregunta cuál es el problema con estas reformas, señor Presidente.
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Tomado de la cuenta oficial de Twitter del Presidente Correa |
Yo le explico: Necesitamos pasantes que sepan lo que cuesta ganarse el pan de cada
día y que sepan que cada gota de sudor de su trabajo puede generar un
incentivo, no pasantes que vayan a las empresas solo para “jugar a trabajar”
sin recibir un centavo, sin saber las obligaciones reales del empleador y del
empleado que supone un trabajo real. No necesitamos una jornada laboral reducida para
solapar una eventual disminución salarial, no necesitamos seguir absorbiendo deudas
estatales impagables, ni insultos, ni burlas.
No necesitamos vacaciones extendidas sin sueldo. Por
más planeado que un hijo sea, Señor Presidente, hay gastos imprevistos que van
a ocurrir, eso no se puede prever, y la salud tampoco está comprada “con un
fondo de ahorro porque una pareja es pilas y PLANIFICÓ tener a su hijo”. Si una mujer decide quedarse en casa para cuidar de su hijo es su elección, pero hacer una propuesta tan "tentadora" y además opcional, puede ser peligroso. Señor Presidente, no
necesitamos que desincentive la contratación de mujeres que pueden quedar
embarazadas…NECESITAMOS EMPUJAR (todos y todas, como le gusta decir a usted
para parecer inclusivo), CON NUESTRO TRABAJO DURO, EL PAÍS PARA ADELANTE.
Ya lo
dijo usted, señor Presidente, “Creo que el país necesita descansar de mí y yo
necesito descansar un poquito del país”. Y sí, necesitamos descanso, y
usted también debe dejar que se le borre esa mirada turbia y de preocupación, que hace tiempo
tiene, de alguna manera.
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Pero antes, Señor Presidente, proponga soluciones, y
no nos deje metidos en camisa de once varas mientras usted se va a descansar, no
confunda descansar con huir. Arregle lo suyo y váyase; pero, eso sí, por favor no regrese. Los recuerdos envenenan, y son malos para las amarguras
curadas…ah, y también para los “revolucionarios de corazones ardientes”.
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