Si hay algo que no queremos ver, la solución es fácil. Nos tapamos los ojos y ya está. Pero, ¿qué pasa cuando no queremos escuchar? La solución no es tan simple como la primera. Hay algunos sordos voluntarios (y ciegos también) que no quieren escuchar ni ver lo que pasa más allá de sus narices, fuera de aquel territorio del que se han auto proclamado amos y señores.
En los últimos días, tres eventos han quedado rondando mi cabeza. A raíz del caso de Diario el Universo, el Ecuador estuvo en la mira de medios internacionales. El poder que la prensa tiene en las naciones es impresionante.
Me parecía, hasta cierto punto, cómico encontrar publicaciones como: “¿Se atreverá el presidente a enjuiciar también al Nuevo Herald?” a raíz de una columna publicada por Gina Montaner (periodista y escritora cubana) en dicho medio. Entre las últimas líneas del artículo de Montaner se lee: “Por si les sirve de lección: hace más de medio siglo, en Cuba un grupo de aventureros que bajó triunfante de la Sierra Maestra tardó sólo 18 meses en tragarse un país completo hasta convertirlo en un cementerio de silencio y terror. En aquel entonces, me cuentan quienes lo vivieron, los jóvenes universitarios desfilaban jubilosos con ataúdes que representaban el cierre de los periódicos desafectos a los revolucionarios castristas. Lo demás ya es triste historia. […] “
Por otro lado, el diario peruano “Correo” embanderó su página principal con la palabra Repudio ,
y declaró al Presidente Rafael Correa como persona no grata para la prensa peruana. (Todo esto enmarcado en la posesión de Ollanta Humala como primer mandatario de Perú, ceremonia a la que el Presidente del Ecuador asistió).
El diario estadounidense “The Washington Post” también publicó un artículo de opinión en el que se critica fuertemente al actual gobierno ecuatoriano, al caso de Diario El Universo , y a los repetidos ataques realizados hacia la prensa por parte del Primer Mandatario.
El atropello a la libertad de expresión es claro. Vivimos en un país en el que el régimen ataca y todos se callan. Nos quedamos, como bien dice Montaner, en "tuiteos indignados en las redes sociales y la concentración de cientos de simpatizantes frente a la sede del periódico en Guayaquil"
No hago un llamado a la rebelión y a la lucha descabezada por los ideales. Hago un llamado a la reflexión, al entendimiento. ¿No dice el mismo régimen que los ecuatorianos somos sus mandantes ? De ser así, estamos en todo el derecho de cuestionar, de no callar. De no tragar verdades. De exigir explicaciones si hay algo que no nos cuadra.
Lo que nos pasa: vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga que cubre nuestros propios ojos. Aquí se insulta, se irrespeta, se encarcela, y se ahoga el grito de quién se oponga. Demagogia de guaguas. Juegos faltos de sentido y lógica que pretenden demostrar quién supuestamente ostenta el poder, amenazas que siembran odio y dividen al país.
Ya no somos ecuatorianos. Somos compañeros (en diminutivo) somos pelucones y pobres, somos gorditas horrorosas y bestias salvajes, somos etiquetas y adjetivos hirientes, somos lo que no somos.
Lo que necesitamos: una oposición fuerte, madura, sensata. Que no se preste a jueguitos ridículos, que argumente, que no sea la personificación de la bajeza humana y moral. (Es que si no es por puñetes y cenicerazos no se sabe quién es más bestia que quién)
¿Cuánto “quemimportismo”, no?
No hay diálogo, solo acciones precipitadas. Pienso que lo que ahora necesitamos es apertura, más que nunca. Escuchar, entender, analizar y actuar.
En los últimos días, tres eventos han quedado rondando mi cabeza. A raíz del caso de Diario el Universo, el Ecuador estuvo en la mira de medios internacionales. El poder que la prensa tiene en las naciones es impresionante.
Me parecía, hasta cierto punto, cómico encontrar publicaciones como: “¿Se atreverá el presidente a enjuiciar también al Nuevo Herald?” a raíz de una columna publicada por Gina Montaner (periodista y escritora cubana) en dicho medio. Entre las últimas líneas del artículo de Montaner se lee: “Por si les sirve de lección: hace más de medio siglo, en Cuba un grupo de aventureros que bajó triunfante de la Sierra Maestra tardó sólo 18 meses en tragarse un país completo hasta convertirlo en un cementerio de silencio y terror. En aquel entonces, me cuentan quienes lo vivieron, los jóvenes universitarios desfilaban jubilosos con ataúdes que representaban el cierre de los periódicos desafectos a los revolucionarios castristas. Lo demás ya es triste historia. […] “
Por otro lado, el diario peruano “Correo” embanderó su página principal con la palabra Repudio ,

El diario estadounidense “The Washington Post” también publicó un artículo de opinión en el que se critica fuertemente al actual gobierno ecuatoriano, al caso de Diario El Universo , y a los repetidos ataques realizados hacia la prensa por parte del Primer Mandatario.
El atropello a la libertad de expresión es claro. Vivimos en un país en el que el régimen ataca y todos se callan. Nos quedamos, como bien dice Montaner, en "tuiteos indignados en las redes sociales y la concentración de cientos de simpatizantes frente a la sede del periódico en Guayaquil"
No hago un llamado a la rebelión y a la lucha descabezada por los ideales. Hago un llamado a la reflexión, al entendimiento. ¿No dice el mismo régimen que los ecuatorianos somos sus mandantes ? De ser así, estamos en todo el derecho de cuestionar, de no callar. De no tragar verdades. De exigir explicaciones si hay algo que no nos cuadra.
Lo que nos pasa: vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga que cubre nuestros propios ojos. Aquí se insulta, se irrespeta, se encarcela, y se ahoga el grito de quién se oponga. Demagogia de guaguas. Juegos faltos de sentido y lógica que pretenden demostrar quién supuestamente ostenta el poder, amenazas que siembran odio y dividen al país.
Ya no somos ecuatorianos. Somos compañeros (en diminutivo) somos pelucones y pobres, somos gorditas horrorosas y bestias salvajes, somos etiquetas y adjetivos hirientes, somos lo que no somos.
Lo que necesitamos: una oposición fuerte, madura, sensata. Que no se preste a jueguitos ridículos, que argumente, que no sea la personificación de la bajeza humana y moral. (Es que si no es por puñetes y cenicerazos no se sabe quién es más bestia que quién)
¿Cuánto “quemimportismo”, no?
No hay diálogo, solo acciones precipitadas. Pienso que lo que ahora necesitamos es apertura, más que nunca. Escuchar, entender, analizar y actuar.
Es cierto que es complicado acertar sin haber errado antes ;pero todo el mundo se equivoca cuando la mente se cierra a su propia percepción de las cosas, cuando no es capaz de ver lo que hay más allá. Es que ahora no hay realidades, hay solo percepciones. Hay ideas vagas que se pierden en versos políticos románticos, que se disfrazan de sueños e ideales falsos. Estamos amortiguados. Mijito, ¿se le comió la lengua el ratón acaso? ¿Hasta cuándo?
4 comentarios:
Buena entrada! mientras tengamos boca y puños todavía no esta todo perdido!
Ni tanto puños. Más boca. No creo en las peleas "físicas" como solución. Las ideas y argumentos son armas más fuertes. Muchas gracias por leer mi blog, saludos.
Puños para escribir, ojalá que no los tengamos que usar en peleas físicas.
Es válida la aclaración, jaja. Gracias.
Publicar un comentario