"Señor Policía, yo le pregunto"



Si las autoridades piden respeto, no pueden irrespetar a los ciudadanos. A veces, la realidad está pintada con los pinceles de la doble moral

El día de hoy en la mañana salí a mi trabajo tranquila. Tomé la ruta de costumbre y el tráfico (que también ya es costumbre) hacía que avance lentamente por la Av. Occidental en Quito. Rodeada de vehículos, el sol pegando en mi ventana, el carril de la mitad de la vía, el semáforo en rojo: pude ver por el retrovisor derecho  una camioneta Luv D Max, dorada, SIN placas, de esas que suelen escoltar a los vehículos del estado que, supongo, llevan a personalidades tan importantes que pueden parar el tráfico, obviar los semáforos en rojo y pasar por encima de nosotros los simples mortales, claro.  

El rostro de tez trigueña de uno de los miembros del GIR  que iba a bordo de la camioneta se asomaba insistente en el espejo retrovisor derecho de mi auto. El semáforo en rojo no permitía avanzar y los vehículos a ambos lados de la vía bloqueaban el paso para que los autos que “interrumpíamos” la ruta de la caravana de escolta pudiéramos movernos y dejar el paso libre. 

Al parecer, el apuro de tiempo o la emergencia que pueden haber tenido los volvió ciegos y despiadados, y uno de ellos sacó su cuerpo por la ventana y agitando su brazo con fuerza golpeó mi vehículo y gritó con una voz estruendosa que me moviera. 

Sr. Policía, yo le pregunto: ¿está usted consciente de lo que hace? ¿Está usted consciente de que hay gente alrededor suyo? ¿Está usted consciente de que, a pesar de la “importancia que usted impone” al pasar por la calle escoltando a algún servidor público, hay un 99.9% de vehículos que no traen escolta, que no son como usted? ¿Está usted consciente de que la sirena en su vehículo no lo vuelve inmune al tráfico y no hace que el resto de vehículos nos volvamos pequeños para abrirle espacio?

Le pregunto yo, Señor Policía: ¿ESTÁ USTED CONSCIENTE?
Yo le digo, señor del GIR, basándome en mis escasos conocimientos acerca de las normativas que rigen su trabajo y en los principios básicos de respeto :estar en vehículo de escolta, sin placas, y de apuro, NO le da derecho a golpear mi auto con su mano para que me mueva. 

Seguramente usted se habrá encontrado con el nuevo “trancón” vehicular a escasos metros del sitio en el que golpeó usted mi vehículo, y seguramente se habrá encontrado con alguien que tampoco pudo moverse, seguramente volvió a hacer lo que hizo conmigo, o tal vez decidió resignarse y seguir su camino a la velocidad que podía, porque no puede hacer usted nada. Porque vivimos en una ciudad en la que la “inmunidad” la tienen pocos, pero el respeto lo merecemos todos.

Le vuelvo a preguntar: ¿Está usted consciente?
Seguramente no, seguramente es su forma de proceder, es lo que usted considera correcto.

1 comentario:

fabian eguiguren dijo...

muy bien escrito mija ! parece que el respeto al resto definitivamente ya terminó ! si hay quienes creen tener "patente de corso " como para tomar estas actitudes de prepotencia, deben considerar y pensar en que en cualquier momento esa posición en la que están se terminará y volverán a la situación normal, como aquella en la que, con toda seguridad, se encuentran en estos momentos sus familiares más cercanos! TIEMPO DE CAMBIOS SEÑORES ! BASTA DE ESAS ACTITUDES ABUSIVAS!

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