Será que a veces el silencio deja al descubierto lo que no te digo.
Que miro tus ojos y puedo perderme sintiendo lo que creí haber perdido.
El destino ha encontrado el momento perfecto de verte conmigo; y aunque debo buscarme lo incierto no pierdo un segundo, te quiero conmigo.
Dejamos de lado el tiempo, lo que nos rodea, lo que me ha vencido.
Tomaste mi mano y dejaste que, depués de todo, sepa que te quiero y que aun no te he perdido.
Me tomo un poco el nombre la maravillosa obra de Rosa Montero. Altero el orden del título porque sé que eso es de ella, de Rosa. Mis letras son la mayoría del tiempo un yo que adquiere distintas caras y distintos cuerpos; otras veces no soy yo sino alguien más, escribo para curarme y también para curar, para contar y para SER.
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