Me tomo un poco el nombre la maravillosa obra de Rosa Montero. Altero el orden del título porque sé que eso es de ella, de Rosa. Mis letras son la mayoría del tiempo un yo que adquiere distintas caras y distintos cuerpos; otras veces no soy yo sino alguien más, escribo para curarme y también para curar, para contar y para SER.
Sin fin
Mala memoria
Slogan para un festejo insensato


Curando ausencias
No tengo memoria. Borré mis ideas.
No creo que deba quererte, no siento que llegas.
No tengo tus pasos marcando el camino
se fueron tus huellas, siguieron tu ritmo.
Ya ha borrado el tiempo tus marcas sobre mi vestido.
Ya durmió la luna.
Ya vino el olvido.
Hoy no tengo tiempo de inventarte
no imagino encuentros
no pienso buscarte.
Solo déjame contarte lo que, a veces, recuerdo:
Algún beso fugitivo que se escapó en silencio
besos que se quedan cuando todo ha muerto
besos que no llegan a nadie y, por cierto,
besos que se enredan con gritos de algún recuerdo.
No siento que llegas
no coincido con tu tiempo.
Ya no eres mi aire
pero hay días en que siento la fuerza de tu presencia en el viento.
Encuentro
¿Dicen por ahí?
En los últimos días, tres eventos han quedado rondando mi cabeza. A raíz del caso de Diario el Universo, el Ecuador estuvo en la mira de medios internacionales. El poder que la prensa tiene en las naciones es impresionante.
Me parecía, hasta cierto punto, cómico encontrar publicaciones como: “¿Se atreverá el presidente a enjuiciar también al Nuevo Herald?” a raíz de una columna publicada por Gina Montaner (periodista y escritora cubana) en dicho medio. Entre las últimas líneas del artículo de Montaner se lee: “Por si les sirve de lección: hace más de medio siglo, en Cuba un grupo de aventureros que bajó triunfante de la Sierra Maestra tardó sólo 18 meses en tragarse un país completo hasta convertirlo en un cementerio de silencio y terror. En aquel entonces, me cuentan quienes lo vivieron, los jóvenes universitarios desfilaban jubilosos con ataúdes que representaban el cierre de los periódicos desafectos a los revolucionarios castristas. Lo demás ya es triste historia. […] “
Por otro lado, el diario peruano “Correo” embanderó su página principal con la palabra Repudio ,

El diario estadounidense “The Washington Post” también publicó un artículo de opinión en el que se critica fuertemente al actual gobierno ecuatoriano, al caso de Diario El Universo , y a los repetidos ataques realizados hacia la prensa por parte del Primer Mandatario.
El atropello a la libertad de expresión es claro. Vivimos en un país en el que el régimen ataca y todos se callan. Nos quedamos, como bien dice Montaner, en "tuiteos indignados en las redes sociales y la concentración de cientos de simpatizantes frente a la sede del periódico en Guayaquil"
No hago un llamado a la rebelión y a la lucha descabezada por los ideales. Hago un llamado a la reflexión, al entendimiento. ¿No dice el mismo régimen que los ecuatorianos somos sus mandantes ? De ser así, estamos en todo el derecho de cuestionar, de no callar. De no tragar verdades. De exigir explicaciones si hay algo que no nos cuadra.
Lo que nos pasa: vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga que cubre nuestros propios ojos. Aquí se insulta, se irrespeta, se encarcela, y se ahoga el grito de quién se oponga. Demagogia de guaguas. Juegos faltos de sentido y lógica que pretenden demostrar quién supuestamente ostenta el poder, amenazas que siembran odio y dividen al país.
Ya no somos ecuatorianos. Somos compañeros (en diminutivo) somos pelucones y pobres, somos gorditas horrorosas y bestias salvajes, somos etiquetas y adjetivos hirientes, somos lo que no somos.
Lo que necesitamos: una oposición fuerte, madura, sensata. Que no se preste a jueguitos ridículos, que argumente, que no sea la personificación de la bajeza humana y moral. (Es que si no es por puñetes y cenicerazos no se sabe quién es más bestia que quién)
¿Cuánto “quemimportismo”, no?
No hay diálogo, solo acciones precipitadas. Pienso que lo que ahora necesitamos es apertura, más que nunca. Escuchar, entender, analizar y actuar.
Es cierto que es complicado acertar sin haber errado antes ;pero todo el mundo se equivoca cuando la mente se cierra a su propia percepción de las cosas, cuando no es capaz de ver lo que hay más allá. Es que ahora no hay realidades, hay solo percepciones. Hay ideas vagas que se pierden en versos políticos románticos, que se disfrazan de sueños e ideales falsos. Estamos amortiguados. Mijito, ¿se le comió la lengua el ratón acaso? ¿Hasta cuándo?
Te olvidarás
cuando todo sea silencio,
cuando no sientas mis pasos,
cuando el vacío llene la ausencia...
Te olvidarás de todo.
Volverás a ser tú
volveré a ser yo
no recordarás nunca que fuimos uno los dos.
No apresures la llegada
nunca tuvimos un punto de partida.
El principio de esta historia siempre tuvo sabor a despedida.
Bipolaridad Futbolística
¿Qué hago escribiendo sobre la “pasión de multitudes” si jamás me ha interesado? No soy de las personas que sacrifican cualquier plan por ir a ver un partido. Es más, pocas veces estoy 100% enterada de quién jugó con quién, quién ganó, quién perdió, quién marcó goles o quién le hizo falta a quién durante tal o cual partido.
Mis 21 años me han alcanzado para apasionarme por cualquier deporte, pero nunca por el fútbol. Intenté ser basquetbolista en la primaria, y el intento llegó hasta sexto grado. Al parecer, el único potencial que tenía en tal deporte era mi estatura (pero hasta ahí nomás, porque por el resto…nada) . Al llegar a la secundaria empecé a jugar volleyball, ahí sí me fue bien. Me costó bastante al principio, pero al cabo de un tiempo el esfuerzo tuvo su recompensa, y mi estatura también (no iba a quedarse ahí nomás la pobre, sin hacer nada) .
Si mal no recuerdo, a lo largo de mi vida he visto tres partidos de fútbol. Uno completo y dos a medias. Digo a medias porque juntarse a ver el fútbol entre amigas no siempre es buen negocio, pero ver las buenas piernas de los futbolistas, o las caritas de Cristiano Ronaldo, David Beckham (en su época) o Diego Forlán.…eso sí resulta.
Ayer, durante el partido Ecuador- Brasil, las redes sociales se enloquecieron. En Facebook, el 90% de los estados hablaban del partido. En twitter, el TL estaba lleno de comentarios acerca del encuentro deportivo. En el Blackberry Messenger la estrellita roja que aparece en “Actualizaciones recientes” debe haber terminado muerta, de tanto ir y venir. No culpo a los espectadores por llenarlas; era un acontecimiento importante, sí. Era la última oportunidad de la Tri en la Copa América. Era la prueba de fuego de Rueda para ver si se quedaba o no como Director Técnico de la Selección (o por lo menos, eso entendí).
Entre los dos goles que alcanzaron a gritar y todos los gritos que saltaron al viento hubo algo más. Cuando la Tricolor marcó sus goles todos gritaron eufóricos, felicitaban a los jugadores, y deben también haberse abrazado a la camiseta con el mayor orgullo. Pero cuando se “jalaron” las jugadas… ¿Qué pasó? El “Vamos, arriba Ecuador” sonaba vago y lejano a lado del “Selección de m…” (Citando dos de los estados que pude ver en las redes sociales) Me tomé la molestia de copiar algunas de las actualizaciones que ayer salieron y me llenaron las pupilas, pero también me estremecieron el corazón:
- Negros de m… (con prolongación en “aaaaa” y muchos signos de admiración)
-¿Porqué carajos no hacemos futbol?
-Lárgate, Rueda!!
-Jugamos como nunca y perdimos como SIEMPRE.
-Malditos negros.
Y así…
Si alguien me responde desde cuándo nos volvimos así por un partido, le agradeceré de por vida. Créanme, entiendo la emoción que les causa un encuentro futbolístico (no la he sentido, pero la entiendo) pero lo que no logro entender es a qué viene tanto insulto, tanta grosería hacia los jugadores. Pero si hacían un gol… ahí sí: “Bien, negrito!” , “Linda mi selección”…y el resto?
Creo que para el fútbol, hemos resultado igual que en la política. Si no nos gusta el presidente, que se largue. Si no nos gusta el DT que se largue (o que “Ruede” en este caso , pues así parodiaban algunos con el apellido del individuo).
No queremos perder, pero tampoco nos damos el aliento para ganar. Nos ponemos la camiseta Tricolor y andamos con la frente en alto si hay fútbol, y por afuera algunitos andan pregonando que son de cualquier parte menos de Ecuador.
Es eso lo que me enoja, lo que me arruga el corazón. Que caigamos en tal incoherencia. Que insultemos después de felicitar y felicitemos después de insultar. Que algunos se agarren de conceptos racistas retrógradas para desahogar la ira.Que tengamos archivado el “Sí se puede” solo por si ya estamos dando patadas de ahogado.
Ya decía yo que casi nada se acerca de fútbol, Pero… ¡cuánto se queda ahogado entre los gritos de GOOOL y el sufrimiento de las malas jugadas!
Cosas que cuento
Más ideas
¿Cuántos de nosotros hemos prometido algo?
¿ Cuántas veces hemos mantenido nuestras promesas y cuántas veces hemos terminado por olvidarnos completamente de lo que dijimos?
Los seres humanos somos así. A veces decimos cosas que salen sabe Dios de dónde y pegan “ese rato”; luego ya no valen. Las palabras se volvieron temporales y ,encima, caducas.
Antes creía con más fuerza en lo que decía la gente… ahora, ya no tanto.
Empiezo a verle cada “pero” a lo más insignificante, y lo único en lo que creo de verdad es en lo que yo digo (talvez ni eso).
A todos nos ha pasado que nos dicen (o decimos) “En cinco miutos te llamo” , “Dale, la próxima semana FIJO nos vemos” , “Ni más con él/ella” , y un millón de frases de este estilo. Ahora, si comparamos la intensidad de estos enunciados, con el nivel de cumplimiento...concluyan ustedes.
Hoy me pregunto: ¿cuándo miércoles nos volvimos así? Plantillas, quemimportistas, habladores.
Si algún día pretenden hacer un contrato o alguna cosa medio seria, mejor asegúrense nomás por escrito; y mátense de risa con toda confianza si les dicen “pero te doy mi palabra” . Me haré la gringa diciéndoles que eso es bullshit.
Aunque…ahora que lo pienso bien, todavía sigo creyendo en algunas palabras de la gente.
Todavía creo en promesas pasadas y actuales. Mi mente a veces funciona como un archivador perfecto y suele acordarse de todo lo que quiere y no de lo que debe (sí, soy el despiste caminante a ratos) , suele creer que las palabras son ciertas, que todavía pueden ser pensadas y dichas de manera conciente.
Todavía creo en las palabras que no brotan como excusas sino como razones verdaderas, que son capaces de traducir lo que piensa la mente y lo que siente el corazón. Solamente espero no darme “con la piedra en los dientes”un día de estos…Si eso llegara a pasar, estamos fregados.
Pd. Si muere la esperanza (en cualquier asuntito) ahí queda todo, y AHÍ SÍ estamos en la lona.
Corta historia de un adiós
Secretos
Hay secretos que se ocultan y no se borran con el tiempo.
Hay secretos que te encierran en un mundo muy aparte
y hay secretos que se olvidan solo por miedo a que estallen.
Se vuelve casi imposible comprender a las miradas
cuando las palabras dicen lo contrario a lo esperado.
Se vuelven fríos los encuentros si se niega un sentimiento
y los miedos se hacen fuertes si los empaña el silencio.
No existe peor intento que el de opacar las historias.
A veces no queda nada si se escapan de la mente los recuerdos que se evocan.
Poco importa que la memoria se vuelva loca
mientras la vida corra.
¿Qué nos falta a los ecuatorianos?
Si algo pasa una sola vez, se olvida. Si pasa dos, molesta. Si pasa tres...ya es demasiado. Alguna razón habrá, supongo yo.
Hace tiempo me encontraba con mi familia comiendo un clásico antojito post-farra. Llega al "lugar de los hechos" un grupito bastante peculiar. Estaba conformado por unas seis chicas (de 18 años no pasaban) y una señora que, según mis suposiciones, debe haber sido madre de alguna de las guambritas. Se encierran en un circulito y empiezan a hablar en un inglés de máximo volumen, una de ellas contesta el celular con el clásico "qué más" acompañado de un "chuta, y no saliste?" Y luego vuelve a la conversación gringuísima, pero con el quiteño oculto, después de que las otras coreaban un "chuta que tontera que no pudo venir". (Yo pienso: yaff, quiteñasas las manes!)
Segunda situación: mismo sitio, comida post-farra. Una familia entra al lugar, el hijo y la hija hablan todo en gringo (de nuevo) y luego de un momento la madre dice: "Mijita: vos con has de querer con cebolla, no?" (aclaro el arrastradito de la "r" y la "ll" con sonido repetido -osea, cebollllla y quererrr- )
Tercera situación: voy a hacer compras a un supermercado de la ciudad. Frente a mí una chica, igual jovencita, acompañada de una menor y de otra más pequeñita (de cinco años, capaz) que llevaba uno de esos coches que tienen un letrerito que dice "cliente en entrenamiento", o algo así. Aclaro que la protagonista de la historia es la primera; así que haré una breve descripción de la misma: lleva un vestido estilo fiesta de gala (y es domingo a las cinco de la tarde) corsette rojo y falda hasta la rodilla del mismo color,cabello con rayitos oxigenados recogido con una pinza estilo salón de belleza. y zapatillas bora bora (de esas con tirita negra y franjitas de colores). El curioso trío se detiene a mirar algo en el mostrador; y nuestra protagonista habla con las otras dos: "Pará, vos que querés que haga? Decime, querés algo de esta sección?" Después de un momento (me quedé viendo qué pasaba, lo siento pero la curiosidad a veces me gana) habla con un fluidísimo dialecto montubio y se va (Y yo me voy también. Huye, ñañita. Antes de que te contagien -ja, ja- )
No tengo problema alguno con los idiomas, ni con los dialectos, ni con los acentos, ni con NADA. Yo no suelo hacerme líos...De hecho entiendo que algunas veces las personas quieran bromear hablando como si fueran de cualquier otro sitio, menos de acá. Está bien por un rato, está bien cuando no parece que se habla así para ver si nos escuchan hasta los que no deben.
Tuve también (luego de un tiempo) una conversación interesante con un profesor. ¿Qué nos falta a los ecuatorianos? , decía. Complicado encontrar la respuesta.
Lanzo un par de ideas al aire para ver qué tal nos va: Nos falta mirar de frente cuando saludamos, apretar la mano con fuerza, y decir con orgullo que somos de Ecuador cuando nos preguntan. Nos falta querer más al país, nos falta gritar que "¡Sí se puede!" ...y no solo cuando juega la selección.
Pd. Asumo que, dado que los protagonistas son jóvenes, lo que nos falta a los ecuatorianos debe venir desde ese sector de la sociedad. Ahí les va otra idea trillada: "La juventud es el futuro" ... creo que cierto mismo ha sido.
Post de 31 publicado en enero 3
El 31 de diciembre es una fecha medio rara/especial, y si alguna vez me sentí "con una pata más allá que acá" es en esta fecha. Uno está tranquilo (en casa propia o ajena) come, farrea, se duerme y se despierta en otro año. Así nomás; y si te gusta bien y si no...también.
Después de que, en el camino, unas 40 o más viudas bloquearan la carretera con palos,piedras, ramas, cuerdas (o todo) para pedir una caridad para el viejito, y de escuchar todas las ocurrencias de las alegres esposas del difunto con nombre de año...cito: "Vos si tienes walmi","El próximo año te queman a vos", "Acuérdate de tu taita ve"... y de ver algunos guaguas carcosos, con los cachetes enrojecidos por el frío del páramo entretenerse cada vez que un auto pasa gritando "regaaaale" mientras agitan las manitos juntas con las palmas mirando al suelo; me detuve a pensar en cómo será el 31 para alguien más.
El 31 de diciembre se ve un montón de cosas que ni de broma veríamos en otra fecha o época del año. Algunos se forran de amarillo por dentro (o de cualquier otro color; todo va acorde a lo que se "anhela" conseguir en el año de estreno), salen a las calles las viuditas alegres (muy sexys ellas) dejan los carros bien bailados y se ganan un par de centavos, se elabora monigotes de todos los tipos recordando a los personajes o sucesos que marcaron el agonizante año, todos se abarazan a las 12 de la media noche; pero, antes de eso, luchan contra el reloj comiéndose 12 uvas, sacan físico de donde no hay para dar la vuelta a la manzana con maleta en mano o apachurran algún billetito con la planta del pie.
El 1ero de enero lo sitios están desiertos, con suerte encuentras algo abierto y con más suerte aun se levantan las víctimas del chuchaqui por la farra de la noche anterior.
No voy a negar que me entretienen las cábalas clásicas de fin de año; pero, dentro de todo esto me pregunto qué sentirán los doctores que están de turno en los hospitales, los viejitos que están en algún hogar, los policías que andan patrullando las calles, los mendigos, los privados de libertad o cualquier otra persona que por una razón u otra no anda "de festejo" la noche del 31 de diciembre. Talvez ellos solo se duermen (o simplemente no duermen) y al otro día todo sigue igual y no hubo ni gota de diferencia la noche anterior.
No niego lo alaja que me parece la fecha en cuestión, pero sí me siento extraña al ver el contraste entre promesas, deseos de éxito, días mejores y vidas que siguen igual que antes y siempre con el año nuevo.
No creo que el fin de año deba tomarse como excusa para ver si, después del abrazo, acto seguido sale alguna "chauchita" medio buena que vire la tortilla de la existencia. Bien están los deseos de felicidad y los buenos augurios en todo sentido, pero siempre y cuando estemos concientes de que cada paso dado y cada acto realizado va en pos de construir lo que somos. Que no se vea como consuelo que "otro añito vendrá, así que poco importa..." mejor actuar hoy (y todos los días) porque el tiempo, como siempre, nos lleva ventaja.
¿Roles?
Hoy tuve que asistir a una reunión con mi hijo porque, a veces, el plan no sucede como estaba pensado. Estuve casi 30 minutos en una sala ...
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Las redes sociales son un monstruo que crece a pasos desmesurados cada día. A ese ser, a veces tan bueno y a veces tan horripilante, le gust...
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Durante un reconocido espacio televisivo de entrevistas, sosteniendo con efusividad una diminuta silla de madera rodeada por una bandita tri...